Generalidades del cultivo.
El crecimiento de este árbol toma normalmente entre cuatro y seis años, siendo uno de los más rápidos del
mundo en desarrollarse, lo que no solo facilita su cultivo sino que hace que este se halle muy vinculado con la conservación del ambiente. En Ecuador, la distribución natural es desde 0 a 1.000 msnm, alcanzando entre los cinco y seis años de edad un diámetro aproximado de 30 cm y una altura entre 18 a 25 metros.
Requerimientos del cultivo.
Los mejores sitios para melina se ubican en las partes bajas de los terrenos, donde por lo general tienen mayor disponibilidad de agua y nutrientes y los sitios con buenos contenidos de calcio y magnesio y los ubicados en áreas donde el uso anterior era charral o cultivos agrícolas.
Las plantaciones de melina no prosperan en suelos muy erosionados o compactados, de topografía quebrada y muy superficiales, en esos sitios los árboles muestran características indeseables como fustes torcidos, poca altura, muy ramificados y aspecto arbustivo, por esta razón, se sugiere plantar esta especie en suelos profundos, húmedos pero bien drenados y sin obstáculos de desarrollo radical. La temperatura óptima desde los 24 a 32°C, con una prescipitación de 2000 a 2500mm. bien distribuidos en el año. La Melina no crece bien en suelo arcillosos, deben ser suelos francos y profundos, la siembra puede ser en terreno ondulados con inclinacion no mayores a 30 grados, es tolerante a los vientos fuertes y no resiste inundaciones. Los contenidos de calcio y magnesio deben ser mayores de 10 y 6 miliequivalentes por cien mililitros de suelo (meq/100ml de suelo) en el primer horizonte y el pH se debe encontrar entre 5 ó 6 de ácidez.
Entre los tratamientos más necesarios que se deben realizarse en una plantación están la deshija, las podas y los aclareos. Además será necesario el control de malezas, el control de plagas y enfermedades, el control de rebrotes y el manejo de la nutrición.
Aunque Gmelina arborea se adapta a una amplia variedad de condiciones edáficas y sobrevive con facilidad en una gran variedad de tipos de suelo; entre ellos ácidos, calcáreos limosos, suelos rojos o arcillosos; su mejor desarrollo lo alcanza en aquellos cuyas texturas varían de arenosas a francas, profundos, de origen aluvial, húmedos, bien drenados y aireados y ricos en bases.
Fuente: http://www.fonafifo.go.cr/media/1334/manual-para-productores-de-melina.pdf
