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Bienestar de las vacas de leche durante el periparto.

El parto normal o eutócico supone un riesgo tanto para la madre como para el ternero recién nacido, y este riesgo aumenta en partos difíciles o distócicos. En el caso de la madre, el manejo durante el periparto tiene efectos críticos para la salud, que pueden extenderse a la siguiente lactación. En el caso del ternero, la mortalidad perinatal representa la mitad de todas las bajas antes del destete. Así pues, el periodo del periparto conlleva problemas de bienestar y pérdidas económicas, que pueden reducirse mejorando el manejo.

El parto es un proceso doloroso y estresante.

Está generalmente aceptado que el parto causa dolor agudo en todas las especies, incluyendo a la vacas. Alrededor del parto, las proteínas de fase aguda (tales como la haptoglobina y la proteína amiloide sérica) aumentan considerablemente, indicado inflamación, lesión tisular y consecuentemente dolor. Además, los partos distócicos pueden causar no sólo dolor intenso en la madre, sino también en el ternero.

El parto también genera una respuesta fisiológica de estrés por dos motivos. En primer lugar, porque el dolor va siempre acompañado de una respuesta de estrés y, en segundo lugar, porque todas las situaciones nuevas o poco frecuentes pueden desencadenar estrés.

El dolor y el estrés causados por el parto no son importantes solamente por sus efectos negativos sobre el bienestar, sino que también pueden tener consecuencias productivas importantes ya que inhiben la liberación de oxitocina y pueden por lo tanto disminuir las contracciones del miometrio y retrasar la eyección del calostro.

Partos Distocicos

En las vacas, el parto dura normalmente entre 30 minutos y 4 horas desde la aparición del amnios en la vulva hasta la expulsión del ternero. Los partos distócicos son aquellos que se prolongan excesivamente o que requieren una extracción asistida severa del feto.

Las dos principales causas de distocia en vacas son la desproporción entre el tamaño del feto y el diámetro de la pelvis (más común en vacas primíparas) y la mala presentación fetal (más común en vacas multíparas). Varios aspectos tales como la alimentación de la madre o la raza del macho modifican el riesgo de distocia.

Cambios de comportamiento en el parto.

Es importante conocer los cambios de comportamiento normales durante el parto para poder identificar partos problemáticos. Debe considerarse la posibilidad de un parto distócico si alguna fase del parto se alarga excesivamente, aparecen conductas que no son propias de la fase correspondiente o se producen cambios en la frecuencia de las conductas que sí que son normales. En estos casos, se recomienda aumentar la supervisión y/o intervenir en el proceso del parto. 

La fase I empieza de manera muy gradual, de forma que a menudo es difícil determinar en qué momento exacto empieza. Una reducción muy drástica del consumo es un indicador de distocia y de la aparición de problemas durante el postparto tales como retención de placenta, metritis o cetosis. Además, el aumento de frecuencia de algunas conductas tales como cambiar de postura, dar patadas, escarbar el suelo o rascarse contra la pared, también son indicadores de distocia.

En la fase II, la hembra interrumpe a menudo las contracciones abdominales para descansar. En los partos distócicos, un porcentaje elevado de vacas se levanta antes de que acabe dicha fase.

En la fase III (desde la expulsión del feto hasta la expulsión de la placenta), la hembra empieza a lamer a las crías. En este caso, el comportamiento del recién nacido refleja el grado de dificultad del parto ya que después de un parto difícil los terneros tardan más en levantarse y empiezan a mamar más tarde en comparación con los terneros que han nacido en un parto normal.

Recomendaciones de manejo.

  1. Es aconsejable minimizar las situaciones de estrés crónico tales como la competencia por la comida, bebida o lugar para echarse. Idealmente, los corrales pre-parto deben tener una zona de descanso de 11m2/vaca y una zona de comida que permita comer a todas las vacas al mismo tiempo (mínimo 0,76 m de comedero lineal / vaca). Además, es necesaria la presencia de como mínimo dos puntos de agua en cada corral.
  2. Desde que se inicia la fase I del parto, se recomienda observar a la vaca una vez cada hora. Únicamente se debe intervenir si alguna de las fases del parto se alarga excesivamente y/o se observa algún comportamiento atípico o con una frecuencia anormal.
  3. Es conveniente disponer de corrales individuales de parto de forma que las vacas alojadas en ellos puedan tener contacto visual con otras vacas. Esto permite una supervisión eficaz de los partos y al mismo tiempo una buena expresión del comportamiento maternal de la vaca recién parida. La superficie de los corrales individuales debería ser de 12m2 como mínimo, con yacija de paja o arena y unas buenas condiciones higiénicas.
  4. Si se utilizan corrales de parto colectivos, el número de vacas por corral no debería ser superior a treinta y es conveniente que exista la posibilidad de separar a la vaca que está pariendo manteniéndola dentro del mismo corral colectivo.
  5. Es conveniente que la vaca lama e ingiera el líquido amniótico del ternero, no sólo porque dicha conducta aumenta el vigor del ternero, sino porque además contribuye a reducir el dolor causado por el parto en la madre. Este efecto es debido a la existencia en el líquido amniótico de varias moléculas que potencian la acción analgésica de los opioides endógenos.

BIBLIOGRAFÍA

https://www.fawec.org/es/documentos-tecnicos-vacuno/18-bienestar-de-las-vacas-de-leche-durante-el-periparto#:~:text=En%20las%20vacas%2C%20el%20parto,extracci%C3%B3n%20asistida%20severa%20del%20feto.